A las salidas en falso de la Mafe y su sirviente; y, al rifirrafe de calumnias y difamaciones que se pasean orondos por los pasillos del congreso y las redacciones de los grandes medios de descomunicación a sueldo.
Abandonada a su suerte doña Fabiola -suerte que le espera al sirviente que no se define entre indígena y afro- como ha sido costumbre y desgracia, de quienes bien han servido al diablo, pues, no hay un equipo de abogados en favor de doña Fabiola, ni apareció en la escena Granados.